2016 Symposium – Valdis Grinsteins

El Fracaso de la Europa Utopista.

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Traducción

La gran ventaja de ver las cosas de lejos es que fácilmente observamos el conjunto y no nos distraemos en los detalles. Un árbol, por ejemplo, solo a cierta distancia se puede apreciar sin estar viendo las pequeñas imperfecciones que nos impiden entender lo que es realmente un arbol.

Cuando observamos la historia de Europa a una cierta distancia, nos llama la atención como este continente pasó de ser el centro económico, cultural y político del mundo, a ser una región cada vez más secundaria en muchos campos de actividad humana y en decadencia. El contraste entre cómo Europa comenzó y como terminó el siglo XIX con el principio y termino del siglo XX no puede ser mayor.

French Revolution

Revolución francés: el camino hacia la utopía.

Al inicio del siglo XIX Europa se desangraba en las guerras napoleónicas, y quedaban seriamente debilitadas por la masacre y destrucción general. Pero Europa salía de estas guerras decidida a imponer ciertos principios de civilización por el mundo entero, como la supresión de la esclavitud. Este mismo deseo de civilizar llevó a los europeos a colonizar casi todo el planeta excepto América, que ya estaba integrada en la civilización europea desde hacía siglos. Al terminar el siglo XIX Europa es el centro económico y cultural del mundo. El 25% de la población del planeta vive en Europa, gracias a una natalidad abundante sumada a una medicina avanzada y otros progresos científicos y tecnológicos. De tal manera la población se multiplica que es el siglo de la gran emigración europea, habiendo dejado el continente unos 30 a 40 millones de personas, buscando nuevos hogares alrededor del planeta. Quitando los Estados Unidos y Japón, no hay ningún país que pueda, ni remotamente, medirse con los europeos. Las universidades europeas dominan totalmente el progreso en cualquier ciencia. Las finanzas mundiales dependen de las instituciones y la política de Europa. El mundo entero pasa a abandonar poco a poco sus costumbres, trajes, arquitectura, etc. en mayor o menor medida para copiar las europeas, esperando de esta forma alcanzar un suceso científico, técnico o financiero similar. Es el siglo de las misiones cristianas, y el cristianismo deja de ser un fenómeno solamente europeo y americano para pasar a ser mundial.

German crimes in WW2 - execution

Segunda Guerra Mundial: otro intento de construir la utopía.

Podemos resumir diciendo que la Europa del siglo XIX, si bien ya minada por ideologías falsas, todavía tenía suficiente fuerza para imponerse en todo el mundo en todos los campos. Y cuando terminó el siglo todo europeo podía sentirse orgulloso por el innegable progreso que se había conseguido en esos 100 años. Un europeo cualquiera podría esperar que el nuevo siglo siguiera la misma trayectoria en todos los campos del saber humano.

Pero en el siglo XX Europa se autodestruye. Todo lo que construyo el siglo anterior lo tira por el suelo, los avances de la ciencia y el progreso son usados como arma contra aquellos mismos que llevaron la civilización a una era gloriosa. Y cuando termina el siglo Europa es un triste ejemplo de lo que sucede cuando se abandona el sentido común y se vive de utopías basadas en principios falsos.

Hoy Europa se está quedando atrás en muchos de los campos que antes dominaba. De acuerdo a una estadística del FMI en 2014, solo 5 de las primeras 10 economías del mundo son europeas. Y si tomamos las primeras 20 economías, solo 7 son europeas.

Si analizamos la demografía, Europa es un desastre. Solo Francia tiene en promedio más de dos hijos por mujer (aunque no sabemos en qué medida esto depende de los inmigrantes de otros lados del planeta) y las autoridades dicen tener que importar personas en números gigantescos. La consecuencia es que numerosas ciudades europeas tienen más inmigrantes que gente local.

¿Quieren hoy las personas imitar Europa? Todavía si, en algunos campos, pero Europa no es más el continente envidiado por todos. ¿Y en materia de religión? Todavía hay algunos países sinceramente religiosos, pero en general el dinero, la salud y el propio beneficio son cada vez más los dioses de mucha gente. Pero esto no satisface las necesidades religiosas y cada vez más europeos adhieren a religiones y sectas extrañas – algunas abiertamente hostiles a la cultura europea – de otros continentes.

Esta es la situación europea si la observamos desde arriba. Que el continente está en decadencia es obvio para cualquiera que tenga un mínimo conocimiento de lo que fue Europa y su historia global. Y una pregunta se levanta: ¿Cómo fue posible que esta Civilización decayera tan rápido? ¿Y todo un continente? Países, naciones, imperios que fueron solidos decaen con el tiempo, como si fuera un fatal ciclo vital. Pero nunca en la historia un continente subió tan alto y cayo tan rápido, y todo el continente conjuntamente. Un país o un Imperio tienen un solo gobierno, de forma que si sus elites cometen errores se puede caer todo, lo que es fácil de entender. Pero que todo un continente se destruya es algo diferente y más profundo, algo que está más allá de una política errada. ¿Qué errores o utopías son las responsables por el lamentable estado actual de Europa?

Communist Crimes - Katyn Massacre

El comunismo soviético: otro intento de construir la utopía.

La primera utopía que destruye Europa es un nacionalismo exacerbado, separado de sus raíces cristianas. Los países europeos olvidan que son más fuertes porque la religión cristiana les ha dado una base de principios morales (no matar, respetar la familia, no mentir), políticos (obedecer a las autoridades, respetar los derechos de los otros) y económicos (no robar, no envidiar los bienes ajenos) que al promover el respeto y la dignidad humana, así como los derechos individuales, los hace fuertes. El europeo sabe que tiene que esforzarse, trabajar, inventar, descubrir, perdonar, ser lógico, etc. Otros continentes padecen las consecuencias de religiones falsas, pesimistas, donde no sirve de nada intentar algo, pues todo depende de que Dios quiera o no según sus caprichos ilógicos. El contraste entre el dinamismo europeo (y por extensión el americano) y la apatía del resto del mundo es fantástico.

Pero los europeos olvidan, o de propósito no quieren recordar, sus bases morales; esas mismas bases que la hacen fuerte y confiada. El liberalismo diluye las doctrinas, el positivismo desprecia la moral y  la deja de lado pues la ciencia basta para todo lo que la civilización necesita. Surge un nacionalismo pagano que considera que se debe buscar la realización de sus propios intereses de cualquier forma, así sea inmoral, completamente  al margen y contra los intereses de los otros, según la bruta ley del más fuerte. Esta utopía nacionalista tiene como consecuencia la Primera Guerra Mundial, donde los países más civilizados del planeta se degüellan entre ellos como los piratas más salvajes de los mares.

Terminada la guerra, sería normal esperar una reflexión seria sobre las causas del desastre. Pero, por el contrario, asistimos a un simple cambio de utopías. Antes era el país el que tenía una función mesiánica. Ahora surgen dos nuevas utopías, el virulento nazismo y el comunismo mesiánico, para llenar el vacío ideológico dejado por la destrucción del viejo orden. Para unos es la raza más fuerte quien debe dirigir el mundo, para los otros es la clase proletaria. Y ambos continúan el mismo camino de negar las bases de principios morales, políticos y económicos heredados de la Civilización Cristiana. Peor todavía, si antes se fingía ignorar la utilidad de estas bases, ahora se las ataca o se las deforma abiertamente.

African Muslims Attack French Man

Multiculturalismo y Autonegación: el intento de hoy en utopía.

¿Qué hay de extraño en que explote una nueva guerra mundial? Principios errados llevan a consecuencias calamitosas. Europa se desangra como nunca en su historia. Nunca hubo tanta ruina y tanta pobreza en el continente antes tan civilizado. Las personas quedan chocadas de descubrir que los valores utópicos tan elogiados de su ciencia y organización no sirvieron para liberar sino para matar millones de personas en una escala industrial.

Después de este segundo y resonante fracaso sería nuevamente de esperar que hubiese una reflexión seria sobre qué es lo que produjo el desastre.

Pero por el contrario, lo que tenemos es una nueva utopía, que reemplaza las otras dos fracasadas, solo que esta ahora se llama multiculturalismo, con el sueño concreto de crear una Unión Europea, que propone como solución de los problemas de Europa…justamente el abandono de los principios religiosos, morales, políticos y económicos que formaron el continente. Se quiere hacer crecer un árbol separándolo totalmente de sus raíces. Según estos nuevos utopistas, el problema del árbol europeo se encuentra en problemas triviales, en cualquier cosa con tal de no reconocer que el problema es que fueron cortadas las raíces cristianas de Europa, lo cual conduce a que el árbol se seque y muera sin remedio.

No hay como negar que Europa fue el continente más poderoso porque la Civilización Cristiana le dio los valores fundamentales que lo llevaron a su inmensa prosperidad. Otros imperios estaban basados en virtudes como la dedicación a la patria o la fidelidad al emperador, y de hecho crecieron y fueron prósperos; pero como les faltaba el equilibrio de virtudes como la justicia, misericordia, caridad, fortaleza, prudencia y otras acabaron inevitablemente decayendo. Europa solo cayo cuando la base filosófica de sus virtudes se desmoronó.

Para ponerlo de otra manera, imaginemos que se forma una empresa basada en una serie de normas, como puntualidad, trabajo en equipo, innovación y planos a largo plazo. Después de un cierto tiempo la empresa es un éxito. Pero entonces se deciden a cambiar radicalmente los criterios que la condujeron al éxito. Ahora la empresa se basa en la obediencia total al director, publicidad agresiva, lucros a corto plazo y producción en serie. Digamos que la filosofía de la primera empresa era paciencia y perseverancia. La nueva empresa se basa en la impaciencia y resultados inmediatos. Una mudanza radical de filosofía, por lo tanto. En la mejor de las hipótesis podemos decir que el cambio es bien arriesgado, y lo más probable es que la empresa camine hacia su destrucción.

Conchita Wurst portrait

Guerra contra la identidad natural: el intento de hoy en utopía.

Muchas personas en Europa no saben bien a que atribuir el desastre que ya es evidente, pero no pasa un día sin que salga en algún periódico europeo alguna persona escribiendo contra el suicidio del continente. Las consecuencias del radical cambio de filosofía son obvias para todos, las razones no lo son. La peor ceguera es la de aquel que no quiere ver. Porque Europa no quiere ver la razón profunda de su decadencia buscó una vez más una utopía para intentar salir del hoyo, pero como nos enseña la historia de los dos últimos siglos, caminamos más una vez rumbo al desastre.

Europa decidió intentar una utopía mas, la utopía del multiculturalismo, y el resultado está a la vista. Pensar que se pueden separar los principios de la vida pública de los de la vida privada es una locura. En el fondo los ideólogos del multiculturalismo quieren que una persona pueda ser, por ejemplo, francesa, católica, a favor de la cocina regional, de la música clásica y de la elegancia en su vida privada; pero europea, laica, cosmopolita, moderna y relajada en su vida pública. O sea, de un relativismo tal que lleve dos vidas paralelas. En privado hace lo que quiere, pero en público se adapta sin quejar a todas las vanidades del momento inspiradas por la propaganda.

El relativismo tendría que ser tal, que las personas olviden el principio de contradicción, por el cual no podemos al mismo tiempo afirmar y negar la misma proposición. Tenemos que amar algo sin odiar lo contrario de ese algo. Amar el orden sin odiar o luchar contra el desorden. Amar la tradición sin luchar contra la revolución.

El comunismo en la Unión Soviética tenía como utopía pretender que los hombres trabajen según sus capacidades pero sean retribuidos según sus necesidades. O sea, que trabajen para el estado. Y toda esa utopía se vino abajo cuando chocó con la realidad, que es que las personas trabajan para sí y su familia y no para un ente colectivo como el estado.

La Unión Europea tiene como utopía conseguir hacer de Europa un solo país, aceptando todas las religiones o anti-religiones, todas las morales o anti-morales, todas las tradiciones o revoluciones al mismo tiempo. Y esto ya está chocando con la realidad…

Stowarzyszenie Kultury Chrześcijańskiej im Ks Piotra SkargiSi en Rusia intentaron crear el “Homo Sovieticus” y lo que consiguieron fue crear un ser sin iniciativa, moralmente degradado y envidioso empedernido; en Europa la Unión Europea camina para crear el indiferente perfecto, bien esquizofrénico y egoísta absoluto.

Felizmente, las utopías llegan a un límite y se derrumban por si solas porque están basadas en un error. El problema son las ruinas que dejan.

La Unión Europea está comenzando a derrumbarse a sí misma. El euro es atacado por numerosos economistas, la libre circulación del tratado de Schengen comienza a fracasar, los británicos van a realizar un referéndum para ver si se quedan o se van, la inmigración indiscriminada está haciendo explotar todos los sistemas sociales y las convenciones morales, Europa oriental no quiere diluir sus características nacionales como lo hacen lo europeos occidentales, etc. Etc.

La utopía ya está fracasando, el problema es cuánto tiempo todavía aguanta.

Pero no deja de ser triste que Europa, que durante siglos fue una columna de la civilización gracias a sus raíces cristianas, esté reducida a un triste ejemplo de lo que sucede cuando abandonamos el sentido común para vivir de la utopía.

– Valdis Grinsteins es un miembro activo de la organización Tradición, Familia y Propiedad, fundada por Plinio Correa de Oliveira. Aunque Valdis está sobretodo realizando actividades en Europa Oriental y en Suramérica, cuando ha visitado Australia ha tenido una cercana relación de trabajo con el Foro Tradicionalista de Sydney y activistas locales en la región de Sydney. 

Para citar este articulo:

Este articulo puede ser citado de la siguiente forma:

Valdis Grinsteins, “El fracaso de la Europa utopista” SydneyTrads – Weblog of the Sydney Traditionalist Forum (30 abril 2016) <sydneytrads.com/2016/04/30/2016-symposium-valdis-grinsteins-es> (visitada [fecha]).

2016 STF Symposium Banner

El artículo que aparece en esta página es una contribución del autor para el Simposio de 2016 del Sydney Traditionalist Forum (STF). Los puntos de vista y opiniones de este artículo son los del autor y no necesariamente reflejan las posiciones  del STF, sus miembros o asociados. Sydneytrads es la página de internet del Sydney Traditionalist Forum: una asociación de jóvenes profesionales que hacen parte de la derecha australiana independiente (también conocida como la derecha no-alineada).

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